
El arte del autocuidado para mujeres
Justo ahorita que escribo esto estoy en medio de unos días pesados. Como mujer y como mamá, he tenido que aprender a cuidarme, a priorizar algunos momentos de autocuidado durante el día y la semana para poder dar lo mejor de mí a mi familia.
El autocuidado para las mujeres es tan importante para nuestra salud mental, física, y espiritual, pero muchas veces pasa a segundo plano (o tercero, o cuarto, o al último) porque estamos demasiado ocupadas. Como mujeres, tendemos a dar más de lo que tenemos, a comprometernos más de lo que deberíamos, y a dejar muy pocos espacios para tiempo libre y para nosotras mismas. Pero al final del día, las únicas que sufrimos como resultado somos nosotras (y desde luego la familia también sufre como resultado). Tiene tanto de cierto el dicho—no puedes servir de un vaso vacío. No puedes dar lo que no tienes, así que aunque te parezca egoísta tienes que aprender a cuidarte, a encontrar tiempo para ti.

Hay un término que se usa seguido en los sectores de medicina, psicología, trabajo social, las ONG, y el cuidado de los demás — la fatiga de compasión —a grandes razgos quiere decir que te vuelves apática a lo que te rodea. Como resultado de dar infinitamente de ellos mismos y de experimentar tragedia tras tragedia y no tomar precauciones y cuidados personales, a veces les toca un estrés traumático secundario. Creo que como mujeres nos puede pasar lo mismo, nos puede dar fatiga de compasión, y por no cuidarnos como se debe y priorizar lo más importante en la vida nos volvemos apáticas, perdemos nuestra identidad, y podemos acabar en ciclos y patrones autodestructivos.
¿Por qué es tan importante el autocuidado como mujer?
Dependiendo de la etapa en la que estás en la vida, el autocuidado se ve distinto y la necesidad de cuidarse en algunas etapas es mayor que en otras, pero es necesario desarrollar la práctica del autocuidado durante toda la vida. A lo mejor eres una mamá con bebés chiquitos o al otro extremo puede que tus hijos ya salieron de la casa y ahora estás cuidando a tus propios padres. Tal vez eres una mujer a cargo de un equipo de trabajo internacional, dinámico y estás ocupadísima o eres terapeuta y pasas todo el día dando lo mejor de ti a tus pacientes, sólo para llegar a casa agotadísima y sin nada más que aportar. Sea la que sea tu situación, aprender el arte del autocuidado te ayudará a luchar contra la apatía, a ser la mejor versión de ti, y poco a poco te ayudará a entender lo que es para ti y lo que no.
Nadie lo hará por ti, nadie te rescatará ni podrá decirte que te cuides. A veces tienes que pedir ayuda, y para muchas mujeres nos cuesta trabajo hacer eso. Si eres de esas mujeres (yo lo soy), déjame decirte que no es signo de debilidad decir que necesitas ayuda, pedir unos minutos para ti.
Aprende el arte del autocuidado
Tienes que ser intencional en este aspecto. Como mencioné anteriormente, como mujeres el autocuidado suele pasar a segundo plano o desaparecerse por completo. Hay etapas de la vida cuando sientes que simplemente no tienes tiempo para “el lujo” de cuidarte o tomar unos momentos para ti, pero justo en esas etapas es cuando más lo necesitas.
El autocuidado en realidad empieza tomando inventario de nuestras prioridades, así que para empezar, contesta esta pregunta – ¿Qué es lo que más importa en tu vida? Escríbelo ahorita mismo y ponlo en un lugar donde puedas verlo. Por ejemplo, mi lista dice (no están en orden de prioridad): mi familia, mi relación con Dios, y mi salud. A veces regreso a la lista y escribo un poco más, agrego algunos puntos a cada idea, pero
a grandes rasgos, son las tres cosas más importantes de mi vida. A lo mejor para ti, será algo distinto, pero empieza con contestar la pregunta: ¿Qué es lo que más me importa?
Analiza cómo pasas tus días, qué actividades llenan tus días, y qué tipo de conversaciones tienes. ¿Qué tanto alinean tus actividades con la pregunta anterior? Ahora piensa en lo que te quita el sueño, lo que te cansa, y las actividades y/o las personas que están quitando tu energía y tu vida, y procura tomar acción con lo siguiente:
- Límites – En la medida de lo posible, pon límites para ciertas actividades y hábitos que no te nutren. Si estás en una relación tóxica con una persona – evalúa la relación, y establece límites con esa persona. Si necesitas un cambio de estilo de vida – sea alimentarte mejor, moverte un poco más, o hacer un cambio para mejorar algún elemento de tu salud, piensa en cómo puedes empezar hoy mismo haciendo una cosa para lograr ese cambio.
- Tu tiempo – ¿Cómo estás pasando tu tiempo? Evalúa muy bien tu día y tus actividades, y si hay actividades que te quitan sueño y energía y no te dejan nada positivo – déjalas.
- Permiso para decir “no” – Date el permiso para decir que no sin el miedo de ofender a alguien. Cuando sabes cuales son tus prioridades, puedes aprender a decir que no y alinear tus prioridades con tus actividades diarias.
- Comprométete a empezar a ser más consciente con tu agenda – cuando tienes una actividad, pregunta si alinea con tu lista de lo que realmente importa. Obviamente hay momentos en la vida cuando esa lista se va por la ventana, y simplemente tenemos que actuar, trabajar, etc., pero siempre es importante regresar al punto de tus prioridades para centrarte.
- Escribe una lista en base a esta reflexión. La lista debe de llevar las actividades tóxicas y las relaciones y personas tóxicas como también qué límites vas a establecer para cuidar tu tiempo y tus prioridades.
Luego, y esta parte es la más divertida, define lo que te nutre y lo que te devuelve la vida.
- ¿Qué cosas te dan alegría simple? Quizás es un buen café, un buen desayuno, comer un helado, o tal vez es salir al patio de tu casa y tomar el sol durante unos minutos.
- Cuando estás agotada, ¿qué haces para relajarte?
- ¿Qué tipo de actividades te llenan, te inspiran, y te dan energía?

Hay varios tipos de autocuidado. Puedes usar tu imaginación, pero para nuestra lista, vamos a incluir acciones chiquitas, medianas y grandes. Puedes agendar un día entero para ti, una cita contigo misma o puedes usar unos 5 minutos para centrarte con una actividad que te revitaliza. Puede ser algo físico – un masaje, un pedicure, ejercicio como el yoga, correr, una clase de Zumba — o puede ser algo mental — tomarte 10 minutos para leer un libro que te gusta, escribir, etc.
Cuando empiezas a hacer tu lista, toma en cuenta que lo que le sirve a otra persona a lo mejor no te servirá a ti. Por ejemplo, para una mujer a lo mejor le relaja meterse al Instagram o al Facebook para ver que está haciendo todo mundo, pero para otra mujer le causa ansiedad meterse a los medios sociales porque empieza a compararse o simplemente se desanima, y no es un buen uso del tiempo para su propio autocuidado. Usa tu intuición cuando haces tu lista. Sabes lo que realmente te nutre y lo que no. Comerme un bote entero de helado no es una actividad que realmente me nutre, pero a veces pasa. Cuando no hago un buen uso de mi tiempo para cuidarme, aprendo y trato de escoger actividades que me regresan la vida, la energía y el bienestar, e incorporar más de esas actividades a mi vida diaria.
Ahora, escribe una lista que puedes tener al alcance para cuando surgen momentos libres. La lista puede incluir ideas para espacios de tiempos cortos, medianos y largos. Aquí hay un ejemplo de una lista de opciones para autocuidado (les estoy poniendo la lista exacta que tengo en mi celular para cuando surgen tiempos libres):

Autocuidados chiquitos: Si yo tengo 5 a 10 minutos para mi misma y sé que necesito nutrirme, voy a:
- Leer un libro
- Hacer un ejercicio de mindfulness durante 5 minutos
- Orar
- Escribir
- Platicar con una amiga por teléfono
- Escribir algunas afirmaciones o mantras positivas
- Prender una vela y orar
- Hacer 100 saltos de tijera
- Poner mi canción favorita de cumbia a todo lo que da y bailar
Autocuidados medianos: Si tengo de 20 a 60 minutos:
- Bañarme – un baño lujoso con un jabón especial, aceites esenciales y burbujas
- Prender una vela, prepararme un té y leer
- Hacer 15 minutos de yoga o estiramientos
- Ver un programa que me gusta
- Leer
- Comer algo que me nutre – fruta/verdura/algún tipo de proteína
- Plática con una amiga
- Apagar toda la tecnología, sentarme en el piso a jugar con mis niños.
- Escribir en mi diario
- Tomarme una siesta
Autocuidados grandes: Si tengo unas horas:
- Algo tipo spa fuera de la casa: Manicure o pedicure (o ambos) o un masaje (si tengo las finanzas para hacerlo puedo hacer algo así fuera de la casa, pero si no tengo las finanzas también puedo hacer un manicure o un pedicure en casa)
- Facial en casa, un baño en la tina, velas prendidas
- Componer una canción
- Tocar el piano y cantar
- Hacer una combinación de todo – ejercicio, oración/meditación, escribir
- Tomar un curso o un taller virtual
- Un almuerzo o un desayuno con una amiga
- Ir a correr
- Una copa de vino, mi lectura favorita y velas prendidas
Agéndalo y hazlo
Incorpora algún tipo de autocuidado mediano (de 20 a 60 minutos) por lo menos una vez a la semana y trata de hacer un autocuidado chiquito de tu lista de 5 a 10 minutos una vez al día. Si puedes, una vez al mes haz algo durante unas horas por ti. Si no estás acostumbrada, no importa. Agéndalo si es necesario. Ponlo en tu agenda, el calendario de tu celular, y/o en un post-it donde lo verás y lo harás.
-martes: autocuidado de 9 am a 10 am – libro/café/manicure/lo que quieras
Sé consistente.
Cuando empiezas a cuidarte, a lo mejor te vas a sentir egoísta, pero lo mejor que puedes hacer es seguirlo haciendo, dándote tu tiempo para cuidarte para así dar lo mejor de ti a los demás. Somos más productivos con las tareas diarias cuando tenemos espacios para descansar y cuidarnos.
Comprométete
Cuéntale a una persona que estás empezando un nuevo capítulo de tu vida – te vas a cuidar en formas pequeñas y grandes, y pídele a esa persona que te ayude a mantenerte positiva, que te diga cuando necesitas cuidarte, y que te recuerde el compromiso que estás haciendo contigo misma. Es importante tener el apoyo de una o dos personas para poder empezar a hacer cambios duraderos. Queremos que el autocuidado sea para toda la vida, desarrollar la práctica y que se convierta en un arte. Para eso, hay que comprometerse contigo, con otra persona que te pueda apoyar y empezar.
Después de terminar este ejercicio, deberías de tener tres listas. Esas tres listas básicamente son las cosas que te quitan la vida y las cosas que te la devuelven. Toma acción hoy con cada una. Acuérdate que no podrás dar lo mejor de ti si no tienes nada que dar. El arte del autocuidado es un proceso, y toma tiempo empezar a cuidarnos e incorporar el autocuidado a la vida diaria. Si estás abrumada con tanta información, no te desanimes. Te resumo todo la información: define tus prioridades, elimina el exceso (lo tóxico, lo que no alinea, etc.), y haz un plan para el autocuidado. Haz una cosa hoy que te nutre, y mañana puedes empezar con otra. Ándale, mujer, que nadie más lo hará por ti.
Si quieres unirte al reto de autocuidado en las redes sociales, toma una foto de lo que estás haciendo para cuidarte, súbelo a las redes, y ponle el hashtag #artedelautocuidadoándalemujer