
5 tips para transformar el enojo como mujer
5 formas prácticas para transformar el enojo como mujer
Imagínate la escena: llevas meses sin dormir más de 2 horas seguidas, tienes un hijo de dos años que está gritando, acaba de pegarle a tu hijo menor, y el otro está llorando y gritando. Llevan un rato así, a pesar de que has hecho todo lo “indicado” por cuidarlos y prestarles la atención que se merecen. Estás preparando el almuerzo–tratando de alimentarlos, por Dios, y tal vez poder comer algo tu también–y empiezas a sentir el furor, esa ira que más de una vez ha llegado y te ha consumido en su momento. ¿Te suena familiar? O tal vez te ha pasado estando en el tráfico, en algún conflicto familiar, en la oficina…
En ese preciso momento, tienes una decisión. Todo el cuerpo te pide que explotes con todo – ¡grita, sácalo, pega, haz tu berrinche del tamaño del planeta! Y seguramente lo has hecho en algún momento, y los resultados no son lo que quieres para tu vida. Entonces, ¿cómo le hacemos para cambiar el proceso? ¿Cómo transformamos el enojo como mujeres? Es inevitable enojarse. El enojo es una emoción que nos pide nuestra atención, así que hay que ponerle atención y transformarlo. Les voy a compartir 5 tips para transformar el enojo – 2 que puedes usar justo en el momento del enojo y 3 para ir transformando poco a poco esa emoción en un aliado.
Reconoce el enojo
Justo en el momento cuando empiezas a sentir el enojo, como se te calienta la cara, o tal vez empiezas a sentir el enojo en otro lugar de tu cuerpo, pero en ese preciso momento, reconócelo. No trates de evitarlo o cambiarlo, simplemente reconoce que estás sintiendo enojo.
Cambia de entorno
Si puedes cambiar de ambiente después de haber reconocido la emoción, hazlo. No tiene que ser algo drástico, cambia de cuarto si estás en tu casa, ve al baño si estás en el trabajo, sal a caminar unos minutos o simplemente cierra tus ojos y respira mientras cuentas a diez (o a 100 si necesitas más tiempo).
Mindfulness
Empieza una práctica diaria de meditación o mindfulness. No tienes que ser hippie para poder hacerlo. Hay un montón de apps que te pueden ayudar, o también puedes buscar videos en Youtube, como este, que te guían para poder empezar a respirar y a estar consciente. Tan sólo 10 minutos diarios te puede ir cambiando y ayudarte a que estés más consciente y fluir con el va y viene de tus emociones. Aquí puedes escuchar un poco de información sobre lo que es el mindfulness.
Pon atención
Investiga un poco. Empieza a analizar las situaciones que te mueven. ¿cuándo te enojas? ¿cuándo eres más apta a sentir que el enojo se te sale de control? Puede ser en el tráfico, puede ser en una reunión de trabajo con un compañero que siempre te interrumpe o quiere tener la última palabra y nunca te escucha, o puede ser con tus hijos. Empieza a poner atención para poder identificar las situaciones que desencadenan tu proceso de enojo. Tú eres la experta en lo que te hace enojar, sólo tu sabes qué es lo que te mueve y por qué te mueve. Pon atención y date cuenta de lo que te provoca.
Muévete
El cuerpo necesita movimiento para poder sacar el estrés y la tensión. El ejercicio y el movimiento corporal son como una válvula de escape para ayudarte a transformar las emociones fuertes. No tienes que tomar cambios drásticos, pero empieza a moverte por lo menos 10 minutos a diario. Al igual que el ejercicio de mindfulness, puedes encontrar ejercicios en Pinterest, Youtube, etc. que te ayudarán a empezar a mover el cuerpo. Aquí hay uno que se ve buenísimo.
¿Y tú? ¿Cómo le haces para transformar tu enojo?
En lo personal, he experimentado el enojo en mi vida, como mamá, cosa que no me esperaba, pero he tenido que aplicar estos tips a mi vida personal. Si quieres empezar a transformar el enojo en tu vida, empieza por aplicar estos tips. Si de plano se te está saliendo de las manos y estás reaccionando violentamente o estás en peligro, busca ayuda profesional. Habla con una amiga, con alguien de confianza, confiesa lo que te está pasando y pídele a esa persona que te pregunte a cada rato como vas con ese enojo, con el proceso. No estás sola en este camino de la vida. ¡Ándale, mujer!